El presidente Donald Trump, en su primer día de regreso al poder, ha implementado medidas migratorias contundentes que marcan el inicio de su administración en 2025. Entre las principales acciones destacan el envío de tropas a la frontera con México y un decreto ejecutivo para restringir el acceso a la ciudadanía para hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos.
Refuerzo militar en la frontera
Trump anunció el despliegue de 10,000 efectivos de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad fronteriza. La medida tiene como objetivo contener el flujo migratorio y combatir lo que la administración describe como una “crisis humanitaria y de seguridad”. Estas tropas trabajarán en colaboración con agentes de la Patrulla Fronteriza en puntos clave del límite sur del país.
El presidente argumentó que este despliegue es necesario para “proteger las comunidades estadounidenses”, aunque expertos y defensores de derechos humanos han cuestionado la efectividad y legalidad de militarizar la frontera.
Restricción a la ciudadanía por nacimiento
Trump firmó un decreto ejecutivo que limita la aplicación de la Enmienda 14 de la Constitución, que garantiza la ciudadanía a cualquier persona nacida en territorio estadounidense. Según el nuevo decreto, los hijos de migrantes indocumentados nacidos en EE. UU. ya no podrán obtener la ciudadanía automáticamente.
Esta medida enfrenta un inminente desafío legal, ya que muchos juristas consideran que contradice el texto constitucional. Sin embargo, Trump declaró que la acción es necesaria para frenar lo que él llama “abuso del sistema migratorio”.
Reacciones internacionales y nacionales
Las medidas han generado una ola de críticas tanto en el ámbito nacional como internacional. Líderes en México y otros países de América Latina han condenado las acciones, calificándolas de discriminatorias y violatorias de derechos humanos. En Estados Unidos, activistas y organizaciones pro migrantes han prometido luchar contra estas políticas en los tribunales.
Impacto político
Estas decisiones son vistas como una reafirmación del enfoque duro de Trump hacia la migración, una estrategia que utilizó ampliamente durante su primera administración. También busca satisfacer a su base electoral, que ha respaldado consistentemente su postura restrictiva en esta materia.
El regreso de Trump al poder ha reavivado un intenso debate sobre la política migratoria de Estados Unidos, y estas primeras acciones podrían sentar las bases para años de litigios y divisiones políticas.