El ejército ucraniano anunció que llevó a cabo un ataque nocturno contra la terminal petrolera de Feodossia, en el este de Crimea, considerada “la mayor” de la península anexada por Rusia en 2014. Según Ucrania, esta terminal es clave para abastecer al ejército ruso, y el bombardeo provocó un incendio significativo. Aunque las autoridades rusas confirmaron el incendio en la terminal, evitaron mencionar el ataque ucraniano y aseguraron que no hubo víctimas.
Videos en línea mostraron densas columnas de humo que emanaban del lugar, mientras las autoridades de ocupación rusas reportaron cortes de electricidad en parte de la ciudad y la suspensión temporal de trenes locales. Este ataque forma parte de la estrategia ucraniana de golpear instalaciones energéticas críticas en territorios ocupados, con el objetivo de debilitar la infraestructura militar rusa.
En paralelo, las fuerzas rusas continúan avanzando en el frente oriental, especialmente en la región del Donbás. Moscú confirmó la captura del pueblo de Grodivka, a unos 10 kilómetros de Pokrovsk, una ciudad clave para la logística ucraniana. Este avance ruso sigue minando las posiciones defensivas de Kiev, que enfrenta dificultades en este frente debido a la falta de armamento y efectivos suficientes.
El bombardeo a la terminal petrolera en Crimea se suma a una serie de ataques ucranianos que, en el último año, se han dirigido contra objetivos energéticos y logísticos en territorio ocupado por Rusia. Estos ataques pretenden debilitar el suministro de combustible y recursos al ejército ruso, buscando así afectar su capacidad operativa.
Por su parte, los expertos ucranianos advierten que, a medida que se acerca el invierno, es posible que Rusia intensifique sus bombardeos contra la infraestructura civil, sobre todo energética, en un esfuerzo por debilitar la moral de la población ucraniana y complicar el abastecimiento en las principales ciudades.
En otro frente, el conflicto también se extiende al ciberespacio. El grupo mediático estatal ruso VGTRK informó haber sido blanco de un ciberataque masivo, el cual fue reivindicado por hackers asociados con Ucrania. Aunque los responsables rusos afirmaron que el ataque no causó daños significativos, es un reflejo más de la escalada en la guerra digital entre ambas naciones.
Este conjunto de eventos subraya la intensidad y complejidad de la guerra entre Rusia y Ucrania, con batallas no solo en el campo militar, sino también en los frentes energético, civil y cibernético. Mientras tanto, el conflicto sigue causando pérdidas humanas, con bombardeos rusos recientes en las regiones fronterizas ucranianas de Sumi y Jersón, dejando varios muertos y heridos.